Soy Mariana Ascencio, tengo 20 años, estudio la carrera de Administración de Empresas y tengo cuatro meses de haber empezado a cumplir mi sueño de ser una mujer independiente y trabajar en lo que me gusta.
Hace un año y medio, después de cuarentena, empecé con la idea de querer aprender a aplicar uñas acrílicas, con el objetivo de poder ser parte de este mundo, fui a clases y aprendí lo básico en dos meses.
“Estoy convencida de que hay oportunidades hasta en lo más mínimo y puedo decir que Dios me dio la sabiduría para tomar los consejos que desde pequeña mis padres me han dado”. Fue entonces cuando decidí poner un negocio, el cual ahora es Beauty Place, Salón y Spa.
No fue así de fácil como se escucha, pasé un año trabajando a domicilio, algo que no fue nada fácil. Después de ese año hablé con mi papá y le dije que quería montar mi primer local, él me apoyó en todo lo que necesite, hice mi presupuesto y pedí un préstamo.
Algo muy importante que yo aprendí fue que desde el inicio yo tenía claro lo que quería con la temática del salón, la decoración y demás, pero Dios tenía otros planes.
Mediante el proceso se me presentaron varias dificultades con la decoración, muebles, pintura y muchas dificultades más, lo que yo no sabía es que con cada una de estas dificultades Dios me estaba enseñando y dándome la paciencia, me ayudó a desarrollar la habilidad para poder resolver problemas y buscar soluciones que se acomodaran a mi presupuesto y a todo lo demás, aprendí de mis errores y aprendí a ver cada problema de manera diferente.
Emprender no fue fácil, tomar la decisión de invertir en un negocio no fue fácil, pero Dios siempre estuvo ahí guiándome y poniendo en mi camino a personas que me ayudaron en muchas ocasiones.
El consejo más grande que yo le puedo dar a la persona que esté en proceso de tomar una decisión tan grande como lo es el comenzar un negocio, es que no hagan nada sin estar de la mano con Dios.
¡Hazlo! Trabaja por tus sueños.
Mariana Ascencio, @beautyplace.sv
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